Uno de los servicios más valorados por Renfe es el «coche del silencio». Un vagón en el que los viajeros pueden disfrutar de un momento de paz, sin interrupciones.

O eso, al menos, es lo que aseguran desde la compañía ferroviaria en su página web, en la que promocionan el servicio.

«Disfrutarás de la tranquilidad necesaria para concentrarte en tu trabajo, en la lectura, o simplemente descansar«, destaca Renfe. Un servicio en el que se prohíben las llamadas de teléfono, el bar móvil, los niños menores de 14 años o las mascotas.

Un tipo de billete que supone todo un alivio para muchos viajeros. Especialmente, para aquellos que sufren de misofonía severa.

Usuarios de este tipo de servicio del silencio que, sin embargo, se han encontrado con una desagradable sorpresa. Y es que, en ocasiones, otros viajeros parecen querer adaptar estas normas a su medida. Hablando por teléfono, con música a todo volumen, o comiendo en el vagón de una forma molesta.

Algo que crea verdaderos problemas de salud para algunos viajeros. Usuarios de Renfe que no dudan en utilizar las redes sociales para explicar su calvario.

«Estoy en el AVE. Yo pago más por poder escoger el asiento y ponerme en un vagón en el que solo hay ocho plazas. Porque tengo misofonía. Nos sentamos y hay una chica que empieza a hablar. En un rato, le digo: perdona, es que estamos en el vagón del silencio. Y me responde: ¿y?». Así se expresa una afectada por la falta de educación de algunos usuarios de este vagón del silencio en Renfe.

Situación que se repite en muchas ocasiones. Y ante la que los pasajeros que optan por este servicio parecen estar completamente indefensos como consumidores.

Críticas ante la que muchos usuarios se plantean si existe alguna posibilidad de reclamación más allá de una queja ante Renfe.

Algo que responden para Confilegal desde Servilegal abogados: «Una empresa pública, o pública de gestión privada, puede hacer lo que quiera a nivel normativo», explica el abogado Ignacio Palomar Ruiz.

Una realidad en la que , sin embargo, las normas no suponen obligaciones: «no puedes dar un reporte de uso negativo por parte de otro usuario. Cuando entramos en este bucle, es una batalla perdida. Porque lo básico, es el respeto. Y en el momento en el que se pierde, la convivencia se deteriora», lamenta el letrado.

Afirmación que parece demostrar que, a pesar de poder pagar más para escoger este servicio, y a pesar de las condiciones prometidas por Renfe, los usuarios del tren están abandonados ante esta situación.

Y es que poco más remedio queda a estos usuarios más allá de poner una reclamación en el propio servicio de Renfe. Así pues, tal y como destaca el abogado Palomar, no cabe resquicio legal para poder reclamar esta situación. Aunque en ocasiones se haya llegado a pagar de más por un servicio que no se ha llegado a disfrutar.

FUENTE: Confilegal (Bárbara Hermida)